Algo del alma...
Tantas personas y al parecer ninguno puede entender como arde un corazón. La confusión se lleva por dentro, el dolor es inevitable y la amargura perdura con el tiempo; que no daría para desaparecer recuerdos, para que sólo quede en momentos. No imágenes, no sentimientos... sólo una sombra de lo que fue. Es la clase de sentimiento que no se explica, se entiende, se vive, se respira y consuela. Es la clase de pena que no destruye, ni amarga, menos detiene, pero endurece el alma, tienta al corazón a temer y la esperanza se cierra frente a la credibilidad de lo que pudo ser y ahora se ve marchito.
Suelo creer en el mañana, pero estos picos de soledad instantánea detienen los progresos, y al momento de seguir avanzando no sé si sea real esa sensación de mejoría. Pueden pasar días, y yo estar inmersa en paz, y luego existir sólo un segundo donde el tormento se adueña de la mente. Es una mezcla de muchos sentimientos que confunden, que engañan y perjudican... es algo más que sólo se percibe.
Poco a poco se asimila, poco a poco se entiende. Se respira y cree, poco a poco... Puedo levantar la vista para jugar a creer, pero ahora sé que no existe una eternidad, no mientras la idealices... sólo existe cuando, los cortos tiempos van mostrándote que es real. Con errores y defectos, quien en permanencia esté y se quede, demostrará que me equivoqué y que creer al final será bueno, después de los tiempos en lo que tiempo a tiempo vas viendo su firmeza. Después de perder, llega lo que en realidad debe ser... cuando ya aprendes...
Si los ojos no fueran la primera herramienta, nuestra mente jamás estaría contenta y el corazón satisfecho, es por eso que aquello que desde niños pedidos, en el futuro debe permanecer para que sea cierto y duradero. No es por físico, menos etiquetas, es aquello que realmente deseamos. Cuando alguien cambia esos margenes, existe felicidad circunstancial que no dura más de año y medio; que al final termina dejando un mal sabor y a muchos heridos, probablemente decepcionan.
Al final quiero dar las gracias, por la oportunidad de ser feliz, sea como sea, creo que mi ángel está cerca y despué de verme tanto llorar ha decido venir a abrazarme.
Tantas personas y al parecer ninguno puede entender como arde un corazón. La confusión se lleva por dentro, el dolor es inevitable y la amargura perdura con el tiempo; que no daría para desaparecer recuerdos, para que sólo quede en momentos. No imágenes, no sentimientos... sólo una sombra de lo que fue. Es la clase de sentimiento que no se explica, se entiende, se vive, se respira y consuela. Es la clase de pena que no destruye, ni amarga, menos detiene, pero endurece el alma, tienta al corazón a temer y la esperanza se cierra frente a la credibilidad de lo que pudo ser y ahora se ve marchito.
Suelo creer en el mañana, pero estos picos de soledad instantánea detienen los progresos, y al momento de seguir avanzando no sé si sea real esa sensación de mejoría. Pueden pasar días, y yo estar inmersa en paz, y luego existir sólo un segundo donde el tormento se adueña de la mente. Es una mezcla de muchos sentimientos que confunden, que engañan y perjudican... es algo más que sólo se percibe.
Poco a poco se asimila, poco a poco se entiende. Se respira y cree, poco a poco... Puedo levantar la vista para jugar a creer, pero ahora sé que no existe una eternidad, no mientras la idealices... sólo existe cuando, los cortos tiempos van mostrándote que es real. Con errores y defectos, quien en permanencia esté y se quede, demostrará que me equivoqué y que creer al final será bueno, después de los tiempos en lo que tiempo a tiempo vas viendo su firmeza. Después de perder, llega lo que en realidad debe ser... cuando ya aprendes...
Si los ojos no fueran la primera herramienta, nuestra mente jamás estaría contenta y el corazón satisfecho, es por eso que aquello que desde niños pedidos, en el futuro debe permanecer para que sea cierto y duradero. No es por físico, menos etiquetas, es aquello que realmente deseamos. Cuando alguien cambia esos margenes, existe felicidad circunstancial que no dura más de año y medio; que al final termina dejando un mal sabor y a muchos heridos, probablemente decepcionan.
Al final quiero dar las gracias, por la oportunidad de ser feliz, sea como sea, creo que mi ángel está cerca y despué de verme tanto llorar ha decido venir a abrazarme.
