
El final deseado seria el primero; por muy emocionante que sea, siempre pensamos en lo bueno, incluso para nuestras propias vidas... pero cuando ciertos sucesos acontecen las vías se acortan, el espacio se reduce más, y sólo nosotros nos asfixiamos con las propias telarañas que construimos tratando de ser misántropos, alejándonos de la realidad... y de la vida, de aquellos que de una u otra forma extienden sus brazos...
Pero esta historia acaba con el segundo final, pero sólo por un pequeño detalle... él si iba a bajar, hubiera bajado aún cuando ella le dijera que no lo haga, pues realmente la quería, y esa era como una alternativa para renovar algo que tras polvo se iba oxidando...
Fue entonces, cuando ella se acordó de aquella vieja decisión que había tomado... lo miró y le pidió que por favor le hiciera caso, que no tratara de cambiar las cosas, que siguiera con su camino, que no bajara, si deseaba ahora ya podían ser amigos, pues nada ganaba forzando las cosas... y al ver que él estaba decidido a no hacerle caso tomó una ultima decisión y uso el termino: Ya no siento lo mismo... se paró y él frío se quedó, ella no se molesto en recoger su mp3, el cual al caer se quedo congelado en la canción Antología... él lo vio y cuando se agacho a recogerlo ella bajó... sus ultimas palabras se apoderaron de su ser... y él la dejo ir, creyendo que ella no lo amaba... sentía que nada cambiaría, el pasado y el olvido habían ganado, y tantas promesas liberaron un ligero sentimiento de pena...
Si era verdad que ya no sentía los mismo que la primera vez... pero lo único que se quedo abierto ese día, fue la idea de lo que no se dijo y lo que ambos suponieron... estaba segura que ella lo amaba, incluso quizás más de lo que él pudo lograr imaginar, quien sabe si fue más de lo que él sintió por ella, pero tomó esa decisión... fue valiente y la afrontó... pensó en quien amaba, antes que en ella, y lo dejo partir... fue cruel... pero era necesario, y eso solamente ella lo entendía, ya nada era igual que ayer, pero por lo menos, el presente mostraba una verdadera luz en su delante, y con gotas y todo, ambas historias se merecían un gran final o por lo menos el necesario y equilibrado...
Quizás al mirar por la ventana, nos daremos cuenta que el final de las gotas de lluvia, para esa ventana, será su borde... hasta que el sol las deje marcadas y un trapo las limpie. Siempre y cuando aún estén visibles... si no será mejor usar una linterna...