Algo del alma...
En el ayer, el tiempo ha pasado y apenas lo he notado; divisaba mi ayer, como recuerdos penosos, palabras tristes de corazón dolido, sentimientos confusos de una persona que se enfocaba en el dolor y la amargura. Todo era el ayer; ese mismo pasado que me derrumbó tantas veces y no me dejó avanzar, que dio drásticos cambios a mi vida, respecto a lo que hubiera querido para mi hoy; ese ayer, que me vio limitada, entre falsas ideas para que creer que estaba andando; esos recuerdos, sentimientos y experiencias que al final me dieron la fuerza para salir del callejón oscuro y revivir en mi camino, al cual no sé si agradecer le o que... porque al final he seguido andando.
Una tarde normal, en un sitio normal, pasó algo diferente; todos andaban sin parar, apenas las personas se detenían para preguntar, habia mucho que hacer y poco tiempo para terminar... pero entre todo eso hubo un alguien que cambió ese día normal, por uno diferente. No puedo describir lo que sus frases provocaron en mí ese día; un balcón, un alguien y tres personas más ese día, ellas eran las correctas, yo no... o eso era lo que decía ese alguien. No quiero entrar en detalles, sólo se trataba de un proyecto para el cual no estaba hecha. Pero esta vez sí agradezco, porque ese sentimiento de rechazo, me hizo ver las cosas de otra forma, quizás era tarde, en el mes o el año, pero al final sabía que era momento de cambiar.
Reviví; un día sin saberlo se abrieron las puertas de lo que según yo, era una oportunidad, valía la pena el intento y me esmeré porque fuera realidad. Primera vista, como persona inexperta debía aprovechar esa posibilidad de incrementar conocimientos, justo después del declive del párrafo anterior, llegó la primera oportunidad. Segunda vista, el tiempo no tiene transición mientras va pasando, o lo aprovechas o te quedas, no hay vuelta atrás; estando ya en la oportunidad, sola, los temores inundaban mi existencia, la oportunidad era una y yo enfrentándome por primera vez a todo ese mundo, de algo tenían que servir tantos años, no?; estando ahí, no imaginaba lo que podía llegar a pasar, pero fue mi segunda vista, la que en un sueño me dio total confianza y paz plena, un deseo de hacer las cosas increíblemente bien y seguir adelante, era un sueño de protección, el más vivo que jamás había tenido. Tercera vista, pasó un largo tiempo, antes de esto, conocí gente nueva, con visiones nuevas, aquellos que apoyaron seguramente a que esto sea posible; estaba nerviosa, no sabía que podía pasar, las ideas fluían, pero mi memoria era pésima, como para transcribirlas; una hora conversando y al salir un temor inmenso de que mi oportunidad se escapara de mis manos. Cuarta vista, lo había logrado, estaba respirando mi oportunidad, un tiempo donde he aprendido infinidad de cosas; en cada día esa fortaleza creció más y más, y entre más sueños pasó lo que antes no imaginaba. Quinta vista, ya después de muchos sueños y muchos días, el miedo volvió, no me sentía útil, y sé que lo sabías, esa forma tan simple con la cual puedes leerme, desde mis sueños hasta en la distancia; indescriptiblemente tus palabras siempre han sido dardos tranquilizantes, que me devuelven la fé; hasta que una mañana, me tenías un nuevo plan, bingo!, sino servía para eso no sabría para que si. Sexta vista, todo había mejorado, estaba estable; encontraste un sitio para mi y abriste las posibilidades, es por que yo quería la oportunidad? quería saber si también nacía de ti darmela; aparentemente, según yo, esta vista no tenía nada importante que contar, quizás crecimiento de lazos. Septima vista, ya había pasado tanto tiempo que no lo había notado, casi todos los días eran fríos, y me encontraba luchando con mis propios demonios, los miedos estaban, temía por mis pasos, pues era como andar con ojos vendados, no saber si estaba bien, no saber si estaba mal, fueron días difíciles, desconfiaba y temía por mi oportunidad... de repente, una mañana frente a mí, pude escuchar todo lo que pensabas de mí, no sabía hasta ese momento lo importante que había sido, recién entendía por qué en la sexta vista siempre sentía que me realzabas, fue tan hermoso todo lo que escuché, que si rebusco en mi memoria, vuelvo a sonreír, jamás me había sentido tan viva, reviví en cada frase sincera, por fin sentía que abrazaba mi oportunidad, y tú siempre estando ahí, apoyándome y creyendo en mí.
Hoy las mañanas pueden ser largas y el tiempo cálido, aunque le clima diga lo contrario. Es increíble ver el tiempo pasar y apenas sentirlo; esa suave fragilidad que da pie a las cosas, las pequeñas circunstancia que de cualquier manera nos permiten existir en el hoy. Esas oportunidades que se dan y te permiten revivir, de los sueños a la realidad.